jueves, 15 de abril de 2010

Abril ya retorna

Abril es un mes en el que casualmente se me han acumulado muchas fechas especiales. No sé si es por eso que me gusta tanto, o si era ya de antes, por lo imprevisible de la meteorología, por las primeras salidas al campo cubierto de margaritas, por la infinidad de arco iris, porque tiene cinco letras, porque es primavera pero casi nunca lo parece, o porque como demuestran miles de refranes, poemas y textos, es una palabra redonda. Abril.


En Abril, las aguas mil

Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado,
y entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.

Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana,
zigzaguea
una centella amarilla.

La lluvia da en la ventana
y el cristal repiquetea.

A través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde,
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.

Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,
y agitan las turbias ondas
en el remanso del Duero.

Lloviendo está en los habares
y en las pardas sementeras;
hay sol en los encinares,
charcos por las carreteras.

Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desparece,
allá surge una colina.

Ya son claros, ya sombríos
los dispersos caseríos,
los lejanos torreones.

Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y ceniza.

                               Antonio Machado

Son muchas las veces que Antonio Machado sitúa en Abril sus poemas. También son muchos los distintos autores que se inspiran en el cuarto mes para escribir sus poesías.
Me gusta especialmente éste, aunque nada más leerlo suena en mi cabeza un tonillo infantil recitándolo, seguramente porque fue en el colegio donde aprendí éste y otros muchos de los poemas de Machado de memoria; uno porque debía recitarlo en la actuación de fin de curso, y el resto por haberlos escuchado mil veces y porque aunque yo era pequeña y la mayoría de la poesía que estudiaba no la comprendía, Machado suponía una clara excepción, y me permitía vislumbrar aquello que sentía el autor en cada poema, aunque todo fuera con metáforas de fauna y flora, pero con una cadencia exquisita.
No soy muy aficionada a la poesía, pero he de reconocer que hay ciertos autores que me gustan mucho: Mario Benedetti, Miguel Hernández, Luis García Montero, Pablo Neruda, Luis Cernuda, Gloria Fuertes, Ángel González, Rafael Alberti, además de Antonio Machado, son algunos de ellos. Logran casi siempre emocionarme al conseguir expresar de una forma tan bella tantos sentimientos que el común de los mortales a veces hasta ignoramos que padecemos. Aunque también es cierto que hay tantos a los que no soy capaz de comprender...

Abril de 2008 en San Tirso

2 comentarios:

Borf dijo...

20 de Abril del 90.
20 años ya.
Que putos viejos somos...
Un beso...

Anónimo dijo...

Sólo quería hacer uso de este sitio para que veas que aprendí ayer.A ver donde escribo el siguiente...beso.