viernes, 15 de octubre de 2010

De bien nacidos...

Pasados ya unos cuantos días del maremoto de emociones sufrido (o más bien disfrutado) por la que suscribe, aún me resulta difícil concentrarme en las tareas diarias, pues continuamente me asaltan imágenes ante los ojos de los distintos momentos vividos, muy especiales para mí.

Para l@s que no se hayan dado cuenta, tanto el día de la boda como el anterior fueron casi gloriosos para mí. Con esto quiero decir que lo pasé genial, como nunca hubiera pensado que lo puede pasar alguien en su propio jolgorio. Y tengo que decir también que se me han acabado los calificativos para describir el viaje por Argentina (hay que decir miniviaje, dado lo poco recorrido en relación a la extensión total del país). Simplemente espectacular.

Llegados a este punto en el que ya estoy pisando de nuevo la realidad, aunque sólo sea con un pie, lo que me pide el cuerpo es agradecer a todo el mundo la presencia en los acontecimientos, las muestras de cariño, los “homenajes”, la ayuda en la organización, las sopresas, y en fin, mil cosas más que nos han hecho, tanto a Israel como a mí, sentirnos especialmente unidos a vosotr@s.

Me gustaría dar las gracias a mis padres, por ser comprensivos, por aportarnos tantas ideas durante la preparación, por dejarnos hacer aquello que nos apetecía y compartirlo con tantas ganas con nosotros. También muchas gracias a los padres de Israel, que a pesar de lo “atrevido” del asunto han puesto toda la ilusión del mundo y nos han animado.

Y de forma especial quiero agradecer a Leyre y a Pablo su actitud y su complacencia, porque con esas dotes para las relaciones sociales que tienen y que tanto envidio, resultaron ser la clave para la unión de muchos más, y ayudaron enormemente a que cada uno encontrara su lugar en el jolgorio.

Por último, no me quiero olvidar de Luis y del resto del personal de La Tasca Camesa, que al fin y al cabo fueron los que pusieron el esfuerzo para que la primera boda que celebraban les saliera de sobresaliente (a gusto de los contratantes, claro está, que las opiniones ya sé que son diversas, obviamente) con respecto a lo que habíamos pensado.
Como en todas las reuniones, siempre hay algun@ que se siente más en concordancia, mas cómplice del momento, y otr@s que vuelan más bajo ese día, por lo que sea. La lista de l@s que andaban por las nubes aquella noche se me hace bastante larga, y se me ocurren representantes estrellas de todos los grupos: tíos, primos, amigas, amigos, abuelos, primas, cuñados… mayores y pequeños, en definitiva. Y me incluyo yo misma, que milagrosamente se me secaron los lacrimales durante todo el día. Ya tuve tiempo de emocionarme los 15 días siguientes.

Entre este grupo de destacados, y además mucho más discretamente que otr@s (será porque esta vez no inventó ningún baile), encontramos a Diego, que fue también esa persona que hizo de nexo de unión entre familias, entre grupos de amigos, y que acabó conociendo a más gente casi que yo misma, y metiéndoselos en el bolsillo. También mi agradecimiento para él por la complicidad, la de siempre y la de ahora (y por mi regalo de cumpleaños, que ha sido el más bonito que he recibido nunca).

En fin, que cada un@ de los que estuvisteis allí contribuisteis a que fuera un día especial, y en cierto modo, también un día más, pues al fin y al cabo, estábamos “l@s de toda la vida”, con alguna que otra ausencia, tod@s las personas importantes de nuestras vidas.
Podría pasar tanto tiempo recordando tan pocas horas, que parece que lo haya vivido todo acelerado y en vez de 12 horas hubieran sido 3 días de celebración. Pero ya sabéis, queda el momento de la firma formal, así que ya lo repetiremos.

Muchos besos a tod@s.

*Publicado originalmente el 8 de Mayo de 2009, en el espacio Elena y el Trueno*

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