viernes, 15 de octubre de 2010

Miradas

Domingo por la tarde. Estoy ojeando el periódico, procurando pasar esas páginas que nadie lee sin leerlas yo, pero tampoco hoy lo consigo. Llego a la contraportada: entrevista a David Cantero, expresentador de telediario; tampoco cuenta nada del otro mundo, pero le preguntan que si le pesa el aire ese a Richard Gere, de maduro interesante, y me doy cuenta de que no me había dado ni cuenta, a pesar de que me cae bien el tipo. De pronto veo la frase. “Me encanta mirar a través de los ojos de las mujeres”. No sé dónde ni cuándo, ni en boca de quién, pero esa frase la he oído cien veces.

Sigo ojeando, ahora un suplemento dominical atrasado, y leo una columna firmada por Carmen Posadas, tan lista, tan curiosa, tan amena, hablando de no sé qué que observa con su mirada de mujer, como siempre, dibujando con trazo firme y preciso de mujer las emociones ocultas que muchas veces no descubrimos bajo el manto de la cotidianidad. Y me pregunto cómo sería un artículo en el que Carmen contara lo mucho que le gusta mirar a través de los ojos de los hombres. Y casi me resulta imposible imaginarlo.

He terminado otro curso más de estos que parecen interminables en mi vida; por bien que vayan siempre me espera otro más en Septiembre. Es una dedicación la mía casi secreta, ignorada, porque me equivoqué en la decisión o porque parece un capricho estúpido o porque, aquí sí acertaron en el diagnóstico, “estoy desincronizada”, y eso no mola. Pero le estoy sacando mucho jugo a las clases, al estudio, a la carrera en general, más seguramente que si tuviera 19 abriles en vez de 28 (uf!). Entre otras cosas interesantes tengo varias asignaturas sobre Psicología y Psicosociología. La verdad es que nunca me han apasionado esas materias, tampoco después de estudiarlas, pero no puedo dejar de reconocer que he aprendido un montón de conceptos sugestivos y me han ayudado a pensar mucho más y mejor, y a intuir la interpretación los pensamientos de los demás. Mi conclusión personal (totalmente personal y subjetiva) tras dos cursos es que la Psicología intenta explicar lo inexplicable, con lo cual, mal empieza. Parte de la base de que cada persona y su pensamiento es un mundo y luego intenta clasificarlos con reglas arbitrarias. Como cada persona es un mundo distinto, la clasificación nunca está bien hecha. O esa es mi percepción, simplista.

Vuelvo a la asignatura. Un concepto que me ha embaucado es el de la empatía. Ahora, después de estudiar tanto sobre ella, me resulta una palabra muy técnica, poco cercana. Pero me encanta lo que expresa. Es difícil de definir en pocas palabras, y menos hoy en día, que se escriben tratados inacabables sobre la empatía; aun así la definición que da la RAE es bastante buena: Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro. Y mejor en la edición actualizada: Capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos.

Y aquí es donde se juntan mis dos reflexiones de hoy. Es muy bonito eso de la mirada de las mujeres sobre la vida, etc. Está muy bien el feminismo, la defensa de la igualdad de los derechos de mujeres y hombres, y el reconocimiento de los valores femeninos que tradicionalmente han sido denostados. Pero ahora parece que es la mirada de las mujeres la única válida, la única admirable, la única sincera y amable, la única emocional. Como decía, no me imagino a ninguna mujer, y menos a un hombre, diciendo que le encanta la forma de ver la vida de los hombres. Pues hoy lo voy a decir yo, con mi mente de mujer: Me encanta mirar a través de los ojos de los hombres (diré chicos a partir de ahora, que aún soy muy inocente).

Sí, lo he meditado mucho, y creo que es así. Los chicos piensan de forma más práctica, y parece que eso implica que piensan más en su favor olvidándose de los demás, cuando no tiene por qué ser así. Para mí, práctico significa escoger el camino más fácil que te lleve a lo que quieres, y en ese camino puedes respetar a los demás hasta donde te permita tu moral, con lo que puedes elegir respetar a todos hasta el final. Y escoger el camino más fácil para ser feliz, ¿no es lo más lícito y seguramente lo más recomendable? Quizá no se entienda así en la sociedad que premia el esfuerzo por encima de todo, pero yo creo que para estar un ratito aquí, cuanto más feliz seas y menos complicaciones gratuitas te añadas, más ganarás. Por supuesto, siempre contando con las dificultades que quieres asumir y las que encontrarás sin buscar, y respetando los principios en los que crees.

Las chicas nos complicamos desde el inicio, vemos lo que no hay, no vemos lo que hay, y le damos hasta la última vuelta de tuerca a todos los conflictos por muy resueltos que estén ya. Lo cuestionamos todo de principio a fin, y nos cuesta conformarnos.

Los chicos saben disfrutar más plenamente de todos los momentos buenos, y reponerse antes al dolor, evitando revolverse en él hasta acabar extenuados, como nosotras. Analizan la realidad sin añadir más subjetividad que la justa. Es sencillo y perfecto a la vez.

Claro que este análisis que hago es personalísimo (casi inconfesable ahora que estoy acabando de escribir, pero bueno), y ya cuento más de dos y tres casos de chicos, o más bien de situaciones, que no se ajustan a este perfil burdo.

En general a mí me fascina ver, con mi mente retorcida de mujer, a través de los ojos de los hombres, para darme cuenta de todo lo que me queda aún por aprender de ellos, y lo que me apetece descubrirlo.

Quizá sea porque siempre me ha resultado más fácil encontrar la empatía con los chicos, en contra de lo que suele ser la norma. Pero eso lo dejo para otro día más inspirado. Muchas gracias a todos.


*Publicado originalmente el 2 de Julio de 2008, en el espacio Elena y el Trueno*

1 comentario:

Borf dijo...

¡Que bueno leerte de nuevo!
Voy a tener para un rato...
Un beso...